Bitcoin y Compañía del Mississippi
Manuel Bengolea Gerente general Octogone Chile
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Manuel Bengolea
Hace 200 años atrás la Compañía del Mississippi colonizaba el río del mismo nombre. Para financiar sus ambiciosos planes la empresa vendió acciones en el mercado de valores de París. Este valle ofrecía escasos atractivos aparte de pantanos y caimanes, pero la compañía difundió relatos de grandes riquezas y oportunidades ilimitadas, que fueron creídos por los influyentes miembros de la sociedad parisina. Las acciones se vendieron en 500 libras cada una, y a los pocos meses las acciones se transaban en 4.100 libras, llegando en corto tiempo a las 10.000 libras. El frenesí era tal que muchos se endeudaban para invertir en esta compañía. Al corto andar, cuando la realidad no calzó con las expectativas, comenzó el desplome. Con el fin de estabilizar los precios el Banco Central de Francia compró acciones hasta agotar su dinero, el Contralor General, el mismo que dirigía el instituto emisor y que además era director de la compañía, autorizó la emisión de más dinero con el fin de comprar más acciones.
Al final el derrumbe de las acciones de la Compañía del Mississippi provocó severos daños económicos, políticos y sociales, y en la pasada a pesar de que los especuladores salieron relativamente bien parados pues vendieron a tiempo, el Banco Central perdió sus reservas además de su prestigio, y los pequeños inversores terminaron totalmente arruinados.
Suena conocido el relato pues, desde dicha época, hechos similares se han repetido en varias ocasiones. Algunos podrán argumentar que las instituciones hoy son mucho más fuertes que entonces. Es verdad, pero y cómo explicamos la burbuja de las “DOT com” en el 2001 y la inmobiliaria de 2007, que originó la peor contracción global de los últimos 80 años. No estoy pronosticando ninguna crisis, pero sí estoy diciendo que el tema de las criptomonedas no es baladí y que las autoridades competentes debieran tomar cartas en el asunto.
Hasta ahora existe mucho relato de “gurúes” de la informática que pronostican que el precio del Bitcoin, la más conspicua de las criptomonedas, podría llegar al millón de dólares, de los US$ 10.000 actuales. Uno muy conocido llegó a sostener que si no llegaba a los US$ 500.000 se comería su aparato reproductivo. De hecho, hasta el presidente Maduro, autócrata de Venezuela y responsable de la miseria de dicho país, anunció que emplearía una criptomoneda para llevar a cabo las transacciones de comercio exterior. ¡Algo no anda bien!
Como asesor de inversiones muchos me preguntan si es que hay que invertir en Bitcoin u otras criptomonedas. Mi respuesta es NO. Aún no entiendo cómo generan valor para los inversionistas, todavía no comprendo cómo podrían desplazar a los Bancos Centrales como emisores exclusivos de moneda de pago, tanto en el tema de confianza como en el de mandato institucional para hacerlo. Si a pesar del relato y recomendación anterior, aún lo asisten las ganas de invertir, entonces asígnele un porcentaje muy bajo de su patrimonio líquido, de forma que, si pierde, el impacto sea insignificante, y si gana, podrá fanfarronear con su astucia y la torpeza y falta de visión de este columnista.